Dejó el equipo a mitad de temporada para marcharse al extranjero, con la espina de no poder terminar lo empezado. Con lo que no contaba Roman Solis era con una pandemia que obligaría a parar las competiciones. Ocho meses después, de nuevo en Irun, asume el reto de capitanear a un equipo que peleará por estar lo más arriba posible.
– ¿Cómo lleva el no poder practicar con normalidad el deporte que le gusta?
La primera vez que tuvimos que parar nos lo tomamos con optimismo. Entendíamos la situación y sabíamos que tarde o temprano iba a llegar ese momento, por lo que íbamos viendo en los medios de comunicación. Pero, luego, después de tantos meses, creo que se nos está haciendo largo a todos. Me empieza a resultar un poco frustante. En mi caso además no pude terminar la temporada pasada porque a mitad de temporada me marché al extranjero. Me quedé con esa cosa dentro. La pandemia me pilló fuera y me quedó eso pendiente.
– Me cuentan que suelen quedar por Zoom para hacer ejercicios juntos…
El rugby es equipo, es unión… no sé, es la esencia de este deporte. Hace días que no nos juntamos, desde que volvieron las restricciones por la situación que se estaba viviendo en Euskadi en general y, sobre todo, en Gipuzkoa. Hablamos por WhatsApp y sí, nos solemos conectar vía Zoom, para vernos las caras y hacer algunos ejercicios. Es más llevadero.
Es verdad que los ejercicios no son muy distintos a los que estábamos haciendo últimamente en Plaiaundi, porque con las medidas sanitarias y las distancias de seguridad que teníamos que mantener, al final estábamos en grupos muy reducidos y muchos ejercicios los hacíamos de forma individual. Pero, hombre, cambia mucho de hacerlo en un entorno de equipo, aunque haya que mantener distancias, que hacerlo en casa viéndonos por la pantalla del ordenador.
– El rugby es, además, en esencia, un deporte de contacto…
Es que nosotros ni siquiera hemos empezado a disputar la liga. En otros deportes han podido quitarse ese gusanillo de empezar, aunque luego hayan parado o se estén aplazando partidos. La pretemporada siempre cuesta, pero luego, al final, siempre tienes el premio de empezar a competir. Nosotros hemos hecho una pretemporada más larga de lo normal y encima no hemos tenido ese premio de vernos compitiendo.
– Se estrena como capitán este año…
Sí, a nivel personal me hace mucha ilusión, pero a nivel de juego soy uno más. Los compañeros se apoyarán un poco más en mí y seguramente tendré que dar ejemplo y tendré que estar más pendiente de cosas de las que antes no estaba, como a la hora de hacer de interlocutor con el árbitro porque no cualquiera puede dirigirse a él. Me hace ilusión, pero ya te digo que tampoco me va a volver loco el hecho de ser el capitán del equipo.
– ¿Objetivo?
Antes de que el entrenador nos dijera qué objetivos se marcaba… creo que todos ya lo teníamos claro: estar arriba. Hemos pasado años intentando subir y también intentando mantenernos, con problemas de jugadores que, por circunstancias de la vida han ido dejando. Creo que este año tenemos equipo para pelear por estar arriba.