Ion Areitio, posando con la medalla de bronce lograda en la localidad china de Chengdu. / Martín Tellechea

Tercero en el Campeonato del Mundo de 2016 disputado en Val di Sole (Italia), bronce también en 2017 en el Campeonato del Mundo disputado en Chengdu (China) y subcampeón del mundo el año pasado en la misma localidad, donde además fue oro por equipos. Cuenta también en su palmarés con un bronce en el Campeonato de Europa de 2012 disputado en Weilrod (Alemania), una plata lograda en 2013 en Berna (Suiza) y un oro logrado el año pasado en Moudon (Suiza). Hablamos de Ion Areitio Agirre, que hace 10 días sumó una nueva medalla de bronce a su palmarés, en el Campeonato del Mundo disputado en la localidad china de Chengdu.

– Traer una nueva medalla a casa siempre es un motivo de alegría…

Sí, el balance es muy positivo. Íbamos con la expectativa de estar en el podio e intentar vestirnos el maillot arcoíris, pero viendo el nivel que hay últimamente, en el que cualquiera de los pilotos de arriba es capaz de ganar cualquier carrera, el balance de fin de temporada es inmejorable, con una medalla de bronce y siendo el cuarto año consecutivo entre los tres mejores. Cerramos una temporada muy buena, la anterior fue la mejor que he tenido nunca y poder igualarla o mejorarla era muy difícil. La medalla de bronce culmina una temporada muy regular y estoy muy contento por ello.

– No es la primera vez en China, pero un Campeonato del Mundo siempre es distinto…

Efectivamente. El Campeonato del Mundo siempre se ve de manera diferente. La pruebas de la Copa del Mundo, al ser todas en Europa, son más parecidas, son circuitos muy similares en cuanto a montaje. En China sabíamos a lo que íbamos. Hemos estado ya compitiendo allí otros años pero cada año te sorprende. Me dio la sensación de que en las semifinales el nivel no era muy alto, pero luego, como decía, el Campeonato del Mundo siempre es diferente. Hay mucha presión sobre todos los participantes y, al final, las zonas fáciles se convirtieron en difíciles por la humedad y la lluvia. En la final pasó algo parecido. El nivel al principio parecía bajo pero antes de comenzar llovió y cambió mucho el panorama, se complicó todo más. Así que estar en el podio es como para estar contento.

– ¿Qué retos nos marcamos para la próxima temporada?

¿Retos? No tengo ninguna duda: luchar por el arcoíris. Volvemos a tener cuatro Copas del Mundo, campeonatos nacionales que serán valederos para hacer una selección para el Campeonato de Europa y el Campeonato del Mundo y, como hemos visto otra vez que estamos ahí, en la pelea, el objetivo de cara a 2020 no puede ser otro. Hace 10 años que conseguí el oro y el maillot arcoíris en la categoría junior y vamos a ver si este próximo curso lo conseguimos en la categoría élite.

– Hablamos de una disciplina minoritaria dentro del ciclismo pero que reporta grandes éxitos. Estoy seguro de que con este tiempo lo que echa en falta es una instalación a cubierto para poder mejorar…

Está claro que es un deporte minoritario y que no tenemos tantas licencias como cualquier otra disciplina del ciclismo, pero sí que a nivel nacional somos los que más medallas conseguimos traer al ciclismo. Como dices, de cara a la temporada invernal sufrimos mucho, porque los entrenamientos con este tiempo se hacen muy difíciles, prácticamente imposibles. En verano no solemos tener ningún problema. Yo, por ejemplo, suelo entrenar en el espigón de Hondarribia o a través del Club Ciclista Irunés en el parque que hay en Puiana, al lado del Hospital Comarcal del Bidasoa. Pero en septiembre y octubre, de cara a la preparación del Campeonato del Mundo, la cosa cambia. Si el tiempo te acompaña, a pesar del frío, puedes seguir con tus entrenamientos, pero cuando el tiempo es malo y empieza a llover no podemos entrenar y no tenemos ningún sitio cubierto donde poder hacerlo. Agradeceríamos alguna instalación así, no solo yo, también otros chicos de la comarca y a nivel de Gipuzkoa.

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